MILONGA TRISTE
Llevaba la manzana
del día en la minifalda;
la tristeza de marzo
en la mirada.
En la estación Balderas
dejó pasar el Metro;
se sentó y sólo vimos
a una niña deshecha.
Casi lloraba y ya casi gemía
la rubita del Metro,
con sus muslos de leche,
su atroz melancolía.
Ay desdichado amor,
escolar y maldito.
¡ Ay la rubia del Metro!
Jamás nadie verá
un dolor como el suyo,
ni angustia parecida
ni tanta soledad...
Efraín Huerta
en Permiso para el amor
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